Generalmente, en los cursos de trading
nos explican que tener éxito invirtiendo no sólo depende de que
utilicemos una estrategia con esperanza positiva, sino que igual de
importantes son la gestión monetaria y el control de las emociones,
las famosas tres Ms (Mind, Method, Money) de las que habla Alexander
Elder en su libro Vivir del Trading. Sin embargo, y por
mucho que nos lo repitan, al final acabamos poniendo todos nuestros
esfuerzos en encontrar la mejor estrategia, y nos olvidamos de las
otras dos componentes del éxito.
Para poner de relieve la importancia de
la gestión monetaria y del control de las emociones, me gustaría
hablar en esta ocasión de un juego que se celebra todos los Viernes
Santo en la pequeña localidad de Calzada de Calatrava (Ciudad Real).
El llamado “Juego de las Caras”.
Las Caras es un juego de azar en el que los ciudadanos se juegan
dinero de verdad (y mucho). La gente que quiere participar en el
juego se coloca alrededor de un corro, y en el centro del mismo se
coloca una persona que actúa como “banca”. Cada persona
alrededor del corro apuesta una determinada cantidad de dinero que la banca
debe cubrir. A continuación se lanzan dos monedas. Si salen dos
cruces ganan los apostantes; si salen dos caras gana la banca;
y si sale cara y cruz, se repite el lanzamiento. Como se puede
observar la probabilidad de ganar en este juego es del 50%, y no
existe ninguna estrategia que pueda mejorar este porcentaje. Y sin
embargo, a la larga gana la banca. ¿Cómo es posible esto?
El primer problema es que la gente
suele gestionar mal el dinero. Si dispongo de 50 euros, los apuesto
en su totalidad, y salen caras, pierdo todo el dinero y el juego se
acabó para mi. Pero aunque sepa gestionar mejor el dinero y apueste
de 10 en 10 euros da igual, a poco que tenga una racha bajista (no
tienen por que ser las 5 perdidas consecutivas necesariamente, sino un drawdown de 5) lo he
perdido todo. Es decir, el que tiene más dinero, tiene más
posibilidades de ganar. Y la banca suele tener mucho más dinero que
cualquier jugador individual (en la práctica juntan su dinero varias
personas para actuar de banca).
El segundo es que la gente no controla
sus emociones: ambición y miedo. Son muchos los que después de tres
ganancias consecutivas se creen que están en “racha” y
quintuplican su apuesta de golpe, perdiendo todo lo que había
ganado, y más. Y más difícil de controlar es la contraria, el
miedo. Después de tres pérdidas consecutivas la gente decide darse
un “descanso” para comprobar con desesperación cómo en las tres siguientes tandas salen
cruces. Nótese que la banca no tiene este problema, porque está
obligada a cubrir todas las apuestas, luego no puede verse influida
por la ambición y el miedo.
Y finalmente está el tema de la
diversificación. Nosotros como jugadores individuales no tenemos
posibilidad de diversificar nuestras apuestas. Sin embargo la banca
está jugando contra jugadores que tiene poco dinero y jugadores que
tienen algo más, jugadores que saben gestionar sus apuestas y
jugadores que no, y jugadores que a veces se dejan guiar por la
ambición y el miedo y a veces no. La banca sí que está
diversificando sus apuestas de manera efectiva.
Mi recomendación, por si alguien
quiere ser banca este Viernes Santo, es estimar el número medio de
jugadores de un corro y la apuesta media por jugador, multiplicar
ambos valores y el resultado volverlo a multiplicar por 150. Y si
disponéis de ese capital, ¡negocio seguro!
Nos vemos en Las Caras.
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